INTERCAMBIO
CALAMONTE-CAEN
I.E.S. “RUTA DE LA PLATA” - COLLÈGE “MARCEL PAGNOL”
Una vez finalizados los trámites
burocráticos, comenzamos con la siguiente tarea: organizar nuestro viaje y
nuestra estancia en Caen. Para ello, decidimos crear una comisión de trabajo
compuesta por 2 padres de los alumnos implicados en la actividad, las 2 profesoras
acompañantes: Isabel Mª Gómez Rodríguez (profesora de Francés) y Mercedes Mata
Cid (profesora de Religión), la jefa del Departamento de Actividades
Extraescolares, Maite Figueira González y el director del instituto, José
Guerrero Aguaviva. Una representación de los miembros de esta comisión se
reunió en varias ocasiones con el fin de consensuar los detalles del viaje de
ida: billetes de avión, hoteles, itinerarios, entradas para visitas turísticas,
etc. y se convocaron las reuniones necesarias con los padres de los alumnos
participantes en el intercambio.
En el avión.
En
el tren.
Allí nos esperaban con impaciencia, y a deshoras ya para
ellos, pero con la misma ilusión con la que llegamos nosotros después de
nuestro largo viaje, las 22 familias que iban a alojar a nuestros alumnos junto
con Claudine, la profesora de español, y la directora del instituto francés,
ellas fueron las encargadas de asignar las familias francesas a cada alumno
español. Recibimos una calurosa bienvenida, por su parte, así como una
estupenda cena caliente y, una vez hechas las presentaciones y entregados los
regalos que les llevábamos desde España, nos fuimos enseguida a descansar para
las clases del día siguiente.
Nuestra llegada al Collège “Marcel Pagnol” fue todo un
acontecimiento. En la entrada, nos esperaba el equipo directivo junto con el
personal de administración y servicios quienes nos desearon una feliz estancia
en su Centro y se pusieron a nuestra disposición para cualquier cosa que
pudiéramos necesitar. Seguidamente, salimos al patio para ver cómo habían
pasado la noche nuestros alumnos (ésa era nuestra primera tarea de la mañana
durante los 7 días que permanecimos en Caen). Nos llamaron la atención algunos
aspectos de la vida escolar en Francia que eran diferentes a la nuestra como,
por ejemplo, que los alumnos del instituto siguen haciendo la fila por grupos
antes de entrar en clase con su correspondiente profesor, igual que hacemos en
España cuando estamos en el colegio. A nuestros alumnos les gustó ver la forma
en que se dan las clases en Francia y, al mismo tiempo, les costó adaptarse al
horario de comidas así como acostumbrarse a continuar con el horario lectivo
después de comer. Sin embargo, la mayoría de ellos, manifestaron su deseo de
quedarse una semana más aprendiendo allí.
Las huellas de los
bombardeos.
En los puestos de
vigilancia.
Cementerio Alemán
Cementerio Americano
Foto de grupo en el
Mont Saint-Michel.
Entrada a la Abadía.
El
sábado, último día de nuestra estancia en Normandía, cada uno de nosotros lo
pasó con su correspondiente familia francesa, como despedida.
Con la familia de Sedat
en su kebatería.
El domingo por la mañana, poníamos el punto y seguido a
nuestra aventura: acompañados por nuestras familias francesas, que nos
despedían apenados.
…..À BIENTÔT!!!
A los pies de la Torre Eiffel.
Fuente del Trocadero,
frente a la Torre Eiffel.
Foto con Christian Gálvez y Almudena Cid.
Una
aventura más…
Finalmente, sobre las
10 de la noche, supimos que nos trasladaban a un hotel de Disney y nos
proporcionaban un picnic para que no tuviéramos que pasar la noche en el
aeropuerto con 22 menores.
En el Hotel New York…
un sueño después de la
pesadilla.
Sierra de Calamonte
San Isidro
El esquema que seguimos durante su estancia en España fue
similar al que tuvimos durante nuestra estancia en Francia: lunes, miércoles y
viernes asistimos a clase y dedicamos martes y jueves a las visitas culturales.
Compartiendo clases.
El martes, visitamos Sevilla donde pudimos
impregnarnos del olor a azahar que desprendían sus naranjos en flor, mientras
visitábamos la Maestranza, los Reales Alcázares, la Catedral, la Giralda, el
barrio de Santa Cruz, los Jardines de Murillo, la Plaza de España, el parque de
María Luisa, el Ayuntamiento y, por último, la zona de compras: las
calles Sierpe, Tetuán y aledaños. Fue un día muy especial que contribuyó a
estrechar los lazos de amistad y afecto que iban surgiendo entre nosotros:
Camille, una de las alumnas francesas, cumplía años y lo celebramos con una
exquisita tarta de brownies casera de la que no quedaron ni las migas, con sus
velas, en un lugar emblemático: la Plaza de España de Sevilla.
La Plaza de España.
Los Jardines de los Reales
Alcázares.
El jueves, les mostramos el gran patrimonio cultural que
tenemos la suerte de poder disfrutar a menudo gracias a su cercanía, Mérida;
empezamos el día con dos estupendas visitas guiadas: el Museo Nacional de
Arte Romano y el Teatro y Anfiteatro romanos; con sus explicaciones, los
guías nos dibujaron perfectamente el esquema de la vida romana de la época lo
que después nos permitió disfrutar y entender mejor las visitas al Foro, el
Templo de Diana, el Arco de Trajano, el Circo romano o Hipódromo, la Casa del
Mitreo, el Alcazaba árabe, el Puente romano, el yacimiento de Morerías y los
restos visigodos de la Basílica de Santa Eulalia; como colofón, el tan
ansiado “quartier libre” o tiempo libre para hacer compras o tomar algo y
descansar de la agotadora jornada.
Casi sin darnos cuenta, llegó el viernes, último día que
pasábamos junto a nuestros amigos
franceses. Por la mañana, 3 horas de clase y actividades deportivas después del
recreo: fútbol, badminton, baloncesto, … todo a cargo de nuestra compañera de
Educación Física, Chelo García González, actividades en las que franceses y
españoles formaban parte del mismo equipo, ayudándose los unos a los otros.
Como broche final, una
comida de convivencia con los alumnos implicados en el intercambio, sus
correspondientes franceses y sus padres y hermanos en el porche del instituto.
Compartiendo una
estupenda paella.
Por la tarde, las típicas compras de última hora, que
costó meter en la maleta... y cena con amigos. Al día siguiente, volvíamos a
encontrarnos en la avenida de Calamonte para despedir a los 26 franceses con
lágrimas en los ojos y con el deseo de volver a verlos algún día. Se acababa
así una experiencia que nuestros alumnos recordarán siempre...
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